Puede haber interacciones graves entre medicamentos, además de provocar el efecto contrario al esperado.

Es común que, frente a un malestar, algunas personas utilicen fármacos que no hayan sido recetados por un especialista o que, por diversas razones, se consuman varios a la vez sin supervisión médica. Sin embargo, esta práctica puede traer consecuencias negativas, sobre todo en adulos mayores.

Es así como la automedicación, que responde a la necesidad de aliviar algún síntoma, puede provocar el efecto contrario en la salud. Al respecto, el Dr. Víctor Cares, geriatra del Centro del Adulto Mayor de Clínica Universidad de los Andes, explica que “es importante entender que, la personas al automedicarse se están haciendo un autodiagnóstico de una enfermedad o ciertos síntomas, sin contar con una supervisión de un especialista ni algún tipo de examen físico que lo acredite”. Desde el punto de vista médico, esta práctica refleja una baja percepción del riesgo que puede causar el consumo de fármacos no recetados.

Dentro de los fármacos automedicados en este tramo de edad hay algunos que involucran más riesgos, por ejemplo:

  • Antinflamatorios: a largo plazo pueden causar problemas renales o hemorragias digestivas. “Alguien que tome ketorolaco constantemente, puede generar una herida en el tubo digestivo y sangrar, lo que puede terminar en una hospitalización, o si una persona con antecedentes de infarto al corazón consume celecoxib, puede aumentar el riesgo de un nuevo evento cardiovascular”, señala el especialista.
  • Clorfenamina: el uso permanente de este antialérgico puede generar problemas de memoria, caídas, constipación, boca seca, etc. Por eso, los familiares y amigos de personas mayores deben evitar recomendar medicamentos, porque más que aliviar un síntoma, se debe entender qué patología está causándolo para elegir el tratamiento más efectivo y seguro.

Un aspecto importante por mencionar son las interacciones que pueden existir entre los medicamentos que usa un paciente, por ejemplo, el uso concomitante de pregabalina y tramadol puede generar somnolencia, trastorno de equilibrio y caídas.

“Frente a cualquier síntoma o molestia que incomode en la vida cotidiana” siempre es aconsejable acudir a un especialista para asegurar un adecuado diagnóstico y tratamiento. También, se aconseja consultar a un geriatra sobre los fármacos que pueden utilizar en caso de dolor o alguna descompensación de las patologías de base del paciente, enfatiza el Dr. Cares.

“Para quienes necesiten evaluar su terapia farmacológica, en la Clínica tenemos el Programa de Uso Seguro de Medicamentos en el cual un equipo de médicos y enfermeras realiza una valoración geriátrica integral del paciente. Luego se hace una sesión de educación y entrega de un informe sobre las sugerencias para mejorar la seguridad y calidad del tratamiento”, concluye el especialista.