Durante los últimos años, Chile ha conseguido grandes avances en el control del tabaquismo y la protección de la salud de los ciudadanos. Sin embargo, a inicios de mayo, la Cámara baja de nuestro Congreso aprobó la modificación a la actual Ley del Tabaco 19.419, que incorpora una escuálida regulación sobre los cigarrillos electrónicos.

Este hecho dejó atónitos a salubristas, médicos especialistas y otros grupos de expertos que participaron en reiteradas reuniones de trabajo al respecto, presentando suficiente evidencia no sólo del daño que provocan los dispositivos electrónicos con y sin nicotina para los usuarios, sino que no existen estudios sólidos para recomendarlos como terapia efectiva de cesación.

Sociedades científicas chilenas han sido enfáticas en reiterar que los más perjudicados son nuestros adolescentes y jóvenes, en los cuales no sólo tienen el riesgo de tener un consumo dual, es decir de cigarrillos convencionales y dispositivos electrónicos, sino también abre la posibilidad de utilizar líquidos o aceites de cannabis para ser inhalados.

Esta nefasta mezcla es la responsable de muchas muertes de adolescentes y jóvenes en Estados Unidos que presentan cuadros de neumonía severa causada por el consumo de estos cigarrillos electrónicos.

Es de esperar que, en este proyecto, que ahora pasa al Senado, se imponga la razón y la evidencia y no sucumba ante la presión de las tabacaleras y organización de vapeadores. El vapeo no es inocuo, es dañino para la salud, tanto de quienes consumen directamente, como de quienes están inhalando el aerosol que expelen. Más aún si éstos contienen nicotina.

Aprobar definitivamente esta ley será un gran retroceso para Chile en sus políticas de salud pública, las que hasta ahora han sido exitosas permitiendo que los indicadores de consumo de tabaco hayan disminuido sustancialmente en las últimas décadas.

Dra. Guacolda Benavides
Broncopulmonar del Centro de Enfermedades Respiratorias y Alergias
Clínica Universidad de los Andes
Hospital del Tórax