Jonathan Martínez Libano, director del Magister en Educación Emocional de la Universidad Andrés Bello, profundiza sobre las repercusiones del uso excesivo de celulares en la salud mental y emocional de los más jóvenes, enfatizando la importancia de un enfoque equilibrado y supervisado para abordar esta problemática creciente.

En la era digital actual, el acceso a los dispositivos móviles se ha convertido en una parte integral de la vida cotidiana, especialmente para niños y niñas.

Sin embargo, ¿cuál es el impacto real de esta tecnología en su desarrollo emocional y social? Jonathan Martínez Libano, director del Magister en Educación Emocional de la Universidad Andrés Bello (UNAB), ofrece una perspectiva esclarecedora sobre este tema.

Según Martínez, si bien los dispositivos móviles ofrecen una amplia gama de beneficios, su uso desmedido puede tener consecuencias significativas en el desarrollo emocional y social de los niños y niñas.

«Es crucial reconocer que el acceso ilimitado a estos dispositivos puede llevar a una disminución en la interacción cara a cara, que es fundamental para el desarrollo de habilidades sociales y emocionales», destaca el experto.

El impacto en la salud mental de los jóvenes es otra preocupación importante.

Martínez señala que estudios han encontrado una correlación entre el uso excesivo de dispositivos móviles y problemas como la ansiedad, la depresión y la falta de regulación emocional.

«La sobreexposición a contenidos inapropiados en redes sociales sin supervisión también puede afectar negativamente la autoestima y la percepción de las relaciones sociales», agrega.

Para comprender mejor esta conexión entre el uso de dispositivos móviles y la salud mental de los niños y niñas, Martínez identifica varios factores causales.

Entre ellos se incluye la reducción de la actividad física debido al tiempo prolongado frente a las pantallas, la exposición a contenido perturbador en línea y el ciberacoso a través de plataformas digitales.

No obstante, Martínez enfatiza que no todo es negativo. Reconoce que los dispositivos móviles también pueden ser herramientas valiosas para el aprendizaje y la conexión social, siempre y cuando se utilicen de manera equilibrada y bajo supervisión adecuada.

En cuanto a las recomendaciones para abordar este desafío, Martínez destaca la importancia de establecer límites claros y razonables para el tiempo de pantalla.

Además, sugiere promover actividades fuera de línea, como deportes, hobbies y juegos al aire libre, para garantizar un desarrollo equilibrado.

«Es esencial educar a los padres y educadores sobre los riesgos asociados con el uso excesivo de dispositivos móviles y proporcionarles herramientas para supervisar y guiar el uso de la tecnología por parte de los niños y niñas», subraya Martínez.

Esto incluye el uso de herramientas de control parental para limitar el acceso a contenido inapropiado y administrar el tiempo de uso del celular.

Además, Martínez enfatiza la importancia de mantener un diálogo abierto con los niños sobre cómo se usa la tecnología y estar atentos a los signos de un uso problemático, como cambios en el comportamiento o problemas de sueño.

«Al fomentar un ambiente de confianza y comprensión, podemos trabajar juntos para promover un equilibrio saludable entre el acceso a la tecnología y el bienestar emocional de los niños y niñas», concluye el experto.