Algunos especialistas económicos, en conjunto con diversos análisis, proyecciones y estudios afines, han recomendado al BCCH, disminuir nuevamente la Tasa de Interés, esta vez en 75 puntos base, dejándola en un sorpresivo 9,5%.
Si bien, su objetivo es revertir los efectos inflacionarios, así como también impulsar (financieramente) la actividad económica, mediante los estímulos al consumo, es necesario consignar algunos temas relevantes asociados a los precursores y efectos relacionados, tales como la actual contracción en la que nos encontramos, los resabios inflacionarios que aún nos golpean, la desocupación (forzosa) en aumento y la disminución paulatina tanto en el consumo tanto industrial como familiar.
Entonces, cuales serían los efectos reales de esta rebaja en la Tasa de Interés, la cual genera dudas en aquellos “Ahorrantes-Inversionistas”, que mantienen sus dineros en instrumentos de resguardo financiero, pero que las continuas bajas pudieran generar efectos negativos en sus resultados (o al menos no los esperados).
Por otra parte, la posibilidad que aumenten las colocaciones (créditos), en las condiciones actuales de inseguridad en los empleos, restricciones a las inversiones y proyectos, posibles reestructuraciones tributarias y la aún cuestionada gestión de nuestra clase política, se ven bastante menos auspiciosas que las establecidas en los estudios y análisis de impacto.
Dicho lo anterior, nuestro sistema económico (y político) nos debe dar algunas certezas, como, por ejemplo, los resultados positivos frente acciones que reviertan la inflación, posibiliten el consumo (y el gasto “no desmedido”), así como también propicien las inversiones necesarias para revertir la tasa de desempleo, actividad económica y crecimiento.
Así entonces, este septiembre se presenta complejo para algunos sectores socio-económicos, festivo para los menos y difuso para la gran mayoría.