La gripe aviar se está extendiendo de nuevo por el mundo. Más de 10 millones de aves de corral han muerto o han tenido que ser sacrificadas solo en el último mes.
La gripe o influenza aviar es una enfermedad infecciosa vírica de las aves. Generalmente afecta a las aves acuáticas salvajes, como patos y gansos. “Esta gripe puede extenderse a las aves de corral domésticas y causar brotes a gran escala afectando directamente la salud del ser humano y otros mamíferos”, explica la Dra. María Luz Endeiza, infectóloga y académica de la Facultad de Medicina de la Universidad de los Andes.
La tasa de letalidad de las infecciones humanas producidas por los virus de la gripe aviar son mucho mayores que la de la gripe estacional y generalmente tiene un curso clínico agresivo, con deterioro rápido y de alta letalidad.
“En el caso de los humanos, el periodo de incubación suele ser superior a los 2 o 3 días habituales en la gripe estacional, oscilando entre los 2 y 8 días, pudiendo llegar hasta los 17 días” agrega la académica UANDES.
El principal factor de riesgo en las personas es la exposición directa o indirecta a aves de corral infectadas, enfermas o muertas o a entornos contaminados. El control de la circulación del virus en las aves de corral es fundamental para reducir el riesgo de infección humana.
Según detalla la académica, los síntomas más comunes son:
- Fiebre alta (Más de 38°C)
- Diarrea
- Vómitos
- Dolor abdominal
- Dolor torácico
- Sangrado por la nariz y encías
- Dificultades respiratorias
En caso de tener sospechas de contagios por gripe aviar, debe asistir a un centro asistencial donde le indicarán el tratamiento indicado. “Hay pruebas de que algunos antivíricos, en particular el oseltamivir, puede reducir la duración de la fase de replicación del virus. En casos de sospecha, el medicamento debe prescribirse lo antes posible, de preferencia en las 48 horas siguientes al inicio de los síntomas”, concluye la Dra. María Luz Endeiza, académica de la Facultad de Medicina de la Universidad de los Andes.