Desde los albores de la minería en el norte de Chile, los trabajadores han enfrentado riesgos que van más allá del colapso de un túnel o la explosión de dinamita. Las enfermedades que afectaron y aún afectan a los mineros son el reflejo de condiciones laborales exigentes, exposición prolongada a agentes tóxicos y, en muchos casos, la falta de políticas adecuadas de prevención en salud ocupacional.

Durante el auge del salitre en las pampas tarapaqueñas, los mineros y obreros enfrentaban largas jornadas bajo el sol, sin acceso a agua potable ni servicios médicos básicos. La silicosis, enfermedad pulmonar provocada por la inhalación de polvo de sílice, era común entre quienes trabajaban en los barrenos y chancadores sin protección. Los pulmones se endurecían lentamente, hasta impedir la respiración. No existía diagnóstico temprano, y los síntomas eran confundidos con tuberculosis o simples resfríos. La falta de control ambiental y la carencia de equipos de protección personal eran la norma.

A esta enfermedad se sumaban casos de tuberculosis, dermatitis crónicas por exposición a sustancias químicas, y transtornos digestivos provocados por el consumo de agua contaminada o alimentos mal conservados. La higiene era casi inexistente en los campamentos. En los años 30 y 40, con el auge de la minería del cobre, se comenzaron a observar también casos de saturnismo, una intoxicación por plomo que afecta el sistema nervioso y la sangre.

Con los avances tecnológicos y las reformas laborales del siglo XX, la situación fue cambiando gradualmente. Sin embargo, las enfermedades ocupacionales no desaparecieron. Hoy, los mineros siguen enfrentando riesgos importantes, aunque de características distintas.

En la minería moderna, particularmente en faenas de gran escala como las de cobre, litio o hierro, el uso intensivo de maquinaria y productos químicos ha dado paso a una nueva gama de afecciones. La hipoacusia inducida por ruido es una de las más frecuentes: la exposición continua a ruidos por sobre los 85 decibeles, como los que generan perforadoras o camiones de gran tonelaje, provoca pérdida auditiva progresiva. Aunque existen normas de protección auditiva, su cumplimiento efectivo aún presenta brechas.

Otro problema emergente es la fatiga crónica y los trastornos del sueño, vinculados a los extensos turnos 7×7 o 14×14 y la rotación entre turnos diurnos y nocturnos. Esto impacta la salud mental, aumenta el riesgo de accidentes y deteriora la calidad de vida de los trabajadores. Asimismo, se reportan casos de trastornos musculoesqueléticos, como tendinitis, lumbalgias o hernias discales, por el uso repetitivo de herramientas o posiciones forzadas.

La exposición a compuestos tóxicos, como el arsénico o los solventes orgánicos, también sigue siendo una amenaza. En algunos sectores de la minería metálica, persisten niveles preocupantes de exposición a sílice, que mantiene a la silicosis como una enfermedad presente en trabajadores no protegidos adecuadamente. La enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), en particular en trabajadores fumadores, también se ha vuelto más frecuente.

Hoy, la legislación chilena contempla diversas normativas en salud ocupacional, incluyendo la Ley N.º 16.744 sobre accidentes del trabajo y enfermedades profesionales, además de protocolos específicos para agentes como sílice, ruido y manipulación de cargas. Sin embargo, la fiscalización en faenas subcontratadas o pequeñas aún presenta desafíos.

La prevención, capacitación continua, y el uso de tecnología para monitoreo ambiental son claves para mejorar la salud de los trabajadores mineros. Además, urge una mirada integral que considere también la salud mental, el descanso y la participación de los propios trabajadores en la identificación de riesgos.

Los mineros han sido, históricamente, pilares del desarrollo económico del país. Proteger su salud y bienestar no es solo una obligación legal: es una deuda ética con quienes han labrado el progreso nacional entre el polvo, el ruido y la oscuridad.

(Comisión de Salud y Bienestar de la Fundación Mariposas de Miraflores)