La comunidad aymara y organizaciones medioambientales manifestaron su preocupación ante un nuevo derrame de petróleo ocurrido en marzo de 2025 en el altiplano chileno. Un camión cisterna de origen boliviano volcó en el sector de la Quebrada Taipicahue, dentro del Parque Nacional Lauca, provocando el vertimiento de más de 10 mil litros de crudo. El accidente ocurrió en una zona conocida como “Las Cuevas”, a la altura del kilómetro 141 de la ruta internacional 11-CH, afectando significativamente la biodiversidad del área protegida.

Este hecho se suma al incidente registrado en marzo de 2024, cuando otro camión, también boliviano, volcó cerca de Socoroma, comuna de Putre, derramando 3 mil litros de combustible sobre la calzada y un afluente que abastece de agua potable a la comunidad. Este evento dejó sin suministro a la localidad y generó daños importantes en la agricultura.

Ambos incidentes fueron atendidos por equipos de emergencia, incluyendo Bomberos, Carabineros y autoridades locales. Sin embargo, diversas voces del ámbito socioambiental advierten que no se trata de hechos aislados. Según el Plan de Acción Comunitario para Vertimientos de Petróleo, elaborado por la Fundación Aka Pacha, se han registrado múltiples casos de derrames a lo largo de la carretera 11-CH desde la década de 1990. El documento fue desarrollado en el marco del proyecto “Hidrocarburos en Bofedales: Comprendiendo las Amenazas a un Socioecosistema Vulnerable”, con financiamiento del Fondo de Protección Ambiental del Ministerio del Medio Ambiente.

El informe evidencia cómo estos vertimientos afectan directamente los suelos, los cuerpos de agua y el equilibrio del ecosistema andino, impactando la flora, la fauna y las comunidades aymaras que habitan ancestralmente la región.

Natalia Gutiérrez, presidenta de la Fundación Aka Pacha y responsable del proyecto, explicó en Radio Ayni que el plan tiene como objetivo fortalecer las capacidades comunitarias para prevenir, mitigar y recuperar los territorios frente a estos desastres ambientales. “Es necesario dejar de mirar estos desastres como accidentes puntuales. Hay un patrón sistemático que está destruyendo un ecosistema frágil y un territorio ancestral”, señaló.

Como parte de las acciones de sensibilización, la realizadora Catalina Burgos presentó el documental “Ciniego”, una pieza audiovisual que recoge testimonios de habitantes de Putre afectados por los derrames. El cortometraje busca visibilizar las consecuencias humanas y ambientales de estos eventos, además de promover una mayor conciencia y movilización ciudadana.

Frente a esta situación, organizaciones socioambientales y comunidades indígenas demandan una respuesta estructural del Estado y un aumento en la fiscalización de las rutas internacionales que atraviesan territorios protegidos y ancestrales.

Desde la Alianza Mundial Aymara, también se alzó una voz de alerta. “No es solo un derrame, es una herida abierta a la Madre Tierra y a nuestra identidad como pueblos originarios”, señalaron, instando a repensar el modelo de desarrollo que afecta desproporcionadamente a los pueblos indígenas y sus territorios.

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