La tranquilidad de la calle 18 de Septiembre en Huara se vio interrumpida recientemente por un desalojo que conmocionó a la comunidad local. Dos familias de adultos mayores, quienes residían en el lugar por varios años, fueron afectadas por una orden judicial que los obligó a abandonar sus hogares.

Yessy García junto a su esposo Alejandro Venegas, y el matrimonio de Luis Palta con Aurora Pacheco, fueron los protagonistas de este amargo episodio. La propiedad, que había sido vendida a una familia peruana por un empresario iquiqueño, fue objeto de una disputa legal que culminó en la orden de desalojo emitida desde el tribunal de Pozo Almonte.

El desalojo, ejecutado con el respaldo de Carabineros, no estuvo exento de controversia. Los afectados señalaron que el receptor judicial no presentó documentos claros que especificaran el área exacta a ser restituida. Yessy García, de 72 años, expresó su frustración por la falta de comunicación previa sobre la acción legal, ya que ella se encontraba fuera de la ciudad por motivos médicos cuando se llevó a cabo el desalojo.

“Es un proceso extraño el que tuvimos, ya que no se nos mantuvo informado como correspondía”, lamentó García entre sollozos. Además, criticó que durante el proceso de desalojo se incluyó una parte de la propiedad que tenía inscripción legal en el Conservador de Bienes Raíces, lo cual consideró injustificado.

La situación se complicó aún más por la ausencia de documentos claros que definieran el área a restituir, situación que Luis Palta, de 71 años, también hizo hincapié. A pesar de haber presentado documentos que respaldaban su situación ante el tribunal, Palta lamentó la falta de reconocimiento de los hechos por parte de la autoridad judicial.

Durante el cumplimiento de la orden judicial, la situación escaló cuando los nuevos propietarios, según relata Palta, adoptaron una actitud hostil y amenazante hacia su familia. Fue necesaria la intervención de Carabineros y vecinos para garantizar que pudieran retirar sus pertenencias de la casa que habían ocupado durante cuatro décadas.

“No puedo bajar los brazos, voy a pararme por las mías”, manifestó Palta con determinación, mientras desmontaba los últimos vestigios de su hogar. Agradeció el apoyo de la comunidad y la intervención policial que les permitió recuperar algunos de sus bienes personales.

Finalmente, los adultos mayores afectados encontraron refugio temporal en casa de parientes, a la espera de una resolución definitiva a esta dolorosa situación. El incidente ha generado una profunda conmoción en Huara, donde la comunidad se une en solidaridad con quienes, tras décadas de esfuerzo y trabajo, han debido enfrentar una difícil prueba de injusticia y adversidad.